«Allí había periódicos y revistas de multitud de temas: política, economía, minas…; para ser sinceros aquello nos sonaba un poco a chino, hasta que llamó nuestra atención una revista estudiantil publicada en 1935, El Bachiller, un año antes de la guerra civil, según nos dijo la profesora. Cinco jóvenes redactores habían puesto toda la ilusión en la configuración de la misma. Decidimos centrar el trabajo en aquellos pliegos amarillentos rescatados del pasado…».